Un Nuevo Amanecer (UNA) se fundó en 2018 después de que los huracanes Irma y María asolaran Puerto Rico. La sede de UNA fue el barrio Playa de Ponce, una comunidad costera de baja altitud que ya corría un riesgo extremo de tormentas costeras, inundaciones fluviales y escorrentía de aguas pluviales urbanas debido a la insuficiencia de infraestructuras municipales, y donde el 67% de los residentes viven en la pobreza. En 2020, un terremoto de magnitud 6,4 agravó los problemas de Ponce y aumentó la desconfianza en la capacidad del gobierno para gestionar las crisis. Con la vista puesta en el futuro, Un Nuevo Amanecer no sólo responde a los desastres inmediatos, sino que reimagina la resiliencia a través de la acción: limpieza de playas, plantación de árboles, huertos comunitarios, ferias de salud, reparaciones domésticas, preparación ante desastres y revitalización de propiedades abandonadas para impulsar la economía local y reforzar las infraestructuras. Con el respaldo del Fondo Nacional de Resiliencia Costera de la Fundación Nacional de Pesca y Vida Silvestre, la UNA desarrolla actualmente proyectos de infraestructuras verdes que protegen y restauran los hábitats de peces y vida silvestre al tiempo que salvaguardan las comunidades humanas.
De izquierda a derecha: Los fundadores de Un Nuevo Amanecer, Inc. el pastor Roberto Ortiz, vicepresidente, y Ramón Figueroa, presidente, junto con el enlace institucional y vecino, David Southgate.
En el pequeño barrio hispano de La Playa, UNA demuestra que el cambio empieza en casa. Los residentes elegidos por sus vecinos ocupan todos los puestos de liderazgo en el grupo de base, y su enfoque impulsado por la comunidad está dando resultados poderosos: han mapeado 170 propiedades no utilizadas, reunido información de 240 hogares sobre los impactos de las inundaciones y la mitigación deseada, y asegurado 1,2 millones de dólares para proyectos transformadores. En 2024, en colaboración con el Ayuntamiento de Ponce, la UNA ayudó a diseñar un centro comunitario de resiliencia de última generación y un sistema fluvial basado en la naturaleza para controlar las inundaciones. En 2025, sus esfuerzos dieron fruto con tres grandes avances: un plan integral de resiliencia comunitaria que incluye la evaluación de riesgos y estrategias concretas de financiación; un proyecto apoyado por el Departamento de Energía para crear una red estable de energía renovable, abordando la crisis de los apagones crónicos; y un Decreto de Consentimiento supervisado por el Departamento de Justicia con la EPA que finalmente obliga a la ciudad a arreglar el sistema de alcantarillado que contamina las aguas de las inundaciones. Estas victorias, respaldadas por un fondo de ayuda mutua de 1,1 millones de dólares para paneles solares, una cocina comunitaria y almacenamiento de agua dulce, muestran cómo un liderazgo local decidido puede transformar el futuro de una comunidad vulnerable.
Proyecto de huerto comunitario de Un Nuevo Amanecer.