La Asociación Comunitaria We Matter (WMCA) defiende los intereses de la comunidad de Eight Mile, en Alabama, en cuestiones relacionadas con la calidad de vida y, en particular, con la justicia medioambiental. La organización se formó de manera informal en 2013 (y se registró oficialmente en 2016) cuando los residentes se unieron para exigir una reparación en respuesta a una fuga química de 2008 que había causado problemas de salud desde entonces. Más recientemente, la organización se ha centrado en abordar la crisis del agua de Prichard, donde años de racismo sistémico y negligencia han enfrentado a los residentes a facturas de agua por las nubes y a un servicio poco fiable. Estas dos crisis son indicativas de la historia de injusticia medioambiental de Prichard, cuya carga recae sobre todo en los residentes más pobres de la ciudad. La WMCA actúa como portavoz de la comunidad, habiendo conseguido representación en el recién creado Consejo Asesor de la empresa de suministro de agua, y organizando reuniones comunitarias muy concurridas para educar y escuchar a los residentes sobre los problemas a los que se enfrentan.
Carletta Davis, Presidenta de la Asociación Comunitaria We Matter (segunda por la izquierda) en una reunión de formación sobre organización comunitaria. (Foto cortesía de Anthropocene Alliance)
La Asociación Comunitaria We Matter está dirigida por un Comité Ejecutivo de 12 miembros compuesto por profesionales de empresas y organizaciones sin ánimo de lucro de Prichard con inversiones personales en la prosperidad de la comunidad. Al igual que la comunidad de Prichard en general (19.848 habitantes, 90% negros), la WMCA está dirigida por negros. Además de su equipo ejecutivo, la WMCA cuenta con un equipo de unos 25 voluntarios y llega a los residentes de Prichard a través de reuniones comunitarias periódicas a las que se sabe que asisten cientos de residentes. Esta coalición ha cosechado importantes victorias en cuestiones de justicia medioambiental: ha conseguido que la comunidad supervise la empresa de suministro de agua de Prichard, que se encuentra en peligro, y ha conseguido un programa de asistencia a las personas con bajos ingresos para ayudar a los residentes a pagar las facturas del agua, que se han disparado. Estos éxitos tan visibles van acompañados de otras labores menos conocidas pero esenciales, como ayudar a los residentes a rellenar las evaluaciones sanitarias relacionadas con el vertido químico de 2008, que sigue poniendo en peligro la salud de los residentes, y apoyar a los miembros de la comunidad que han perdido familiares a causa de la violencia armada.