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Staten Island, Nueva York

Asociación Cívica de Richmondtown y Clarke Avenue

La Asociación Cívica Richmondtown & Clarke Avenue de Staten Island, Nueva York, tiene la misión de frenar el desarrollo irresponsable y preservar ecosistemas importantes como los humedales. El grupo trabaja actualmente con la Staten Island Coalition for Wetlands and Forests para evitar que los humedales de Graniteville sean destruidos por la construcción de una gran tienda BJ's Warehouse, una gasolinera y un aparcamiento. Estos humedales fueron fundamentales para proteger a la comunidad de la devastación causada por el huracán Sandy. Están en juego cientos de viviendas y una superficie de aproximadamente 30 acres, tanto de humedales de agua dulce como de marea. Otro motivo de preocupación es la contaminación y la gestión de residuos, en particular la basura y los vertidos ilegales, que contaminan las vías fluviales locales y dañan los ecosistemas. Además, como Staten Island alberga varios vertederos, la Asociación aboga por prácticas responsables de gestión de residuos que minimicen el riesgo de contaminación ambiental.

Esta es una foto de donde la gasolinera se propone construir [en la zona de humedales Graniteville, donde un BJ y centro comercial también se han previsto. NY DEC ha declarado que esta zona no es un humedal.

A cinco kilómetros del ya clausurado vertedero de Fresh Kills -en su día el mayor vertedero del mundo-, este pequeño grupo vecinal de base vigila de cerca su histórica comunidad de Richmondtown. Richmondtown se enfrenta a un riesgo moderado de inundaciones, un riesgo grave de calor y una calidad del aire peor que la del 80% de los barrios de Nueva York, según Factor de riesgo. Al frente de la Asociación Cívica Richmondtown & Clarke Avenue están Carol Donovan y Susan Conlon, firmes asistentes a las reuniones de la comisión de Staten Island, que abogan por un hogar seguro y sostenible. La designación de la zona como Distrito Especial de Desarrollo de South Richmond obliga a que los nuevos edificios mantengan el carácter comunitario existente, exige la preservación y plantación de árboles, controla los cambios en la topografía, limita la altura de los edificios y restringe la construcción en 100 acres de terreno baldío. A pesar de ello, el grupo Richmondtown permanece vigilante, supervisa los nuevos desarrollos y da la voz de alarma ante cualquier cosa que ponga en peligro el medio ambiente.

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